¿Cómo resisten el hambre las personas anoréxicas?
Toda persona que ha intentado seguir una dieta sabrá lo difícil que puede llegar a ser mantener el autocontrol. Pese a las mejores intenciones, a veces los postres resultan demasiado tentadores y cedemos a ellos. Esto es completamente normal, ya que el hambre aumenta la gratificación de la comida. Sin embargo, las personas con anorexia nerviosa (AN), a pesar de su estado de inanición, son capaces de ignorar tales gratificaciones relacionadas con los alimentos.
Un nuevo estudio, liderado por la Dra. Christina Wierenga de la Universidad de California San Diego, en Estados Unidos, revela los mecanismos cerebrales que pueden contribuir a los alterados patrones alimenticios de la anorexia.
El equipo de investigadores examinó la respuesta de gratificación en relación con el estado metabólico (hambre o saciedad) de 23 mujeres recuperadas de anorexia y 17 mujeres sanas sin historial de trastornos alimenticios.
Descubrieron que, cuando tenían hambre, las mujeres sanas mostraban una mayor actividad en la parte del cerebro asociada a la búsqueda de gratificación, además de una mayor activación de los circuitos de control cognitivo, independientemente de su estado metabólico.
Por lo tanto, se hicieron evidentes dos cambios en la función cerebral de las mujeres que habían sufrido anorexia nerviosa, los cuales pueden contribuir a su capacidad para evitar alimentos. En primer lugar, el hambre no aumenta la participación de los circuitos de gratificación y motivación en el cerebro, lo que les evita la desesperación por comer. En segundo lugar, presentan una mayor activación de los circuitos de autocontrol, probablemente haciéndolas más eficientes para resistir tentaciones.
El estudio, publicado en Biological Psychiatry, ofrece nueva información sobre el cerebro de quienes padecen anorexia nerviosa, apoyando la hipótesis de que es un trastorno con base neurobiológica. Para las personas con AN, el hambre no las motiva a comer. Los resultados no sólo ofrecen nuevas posibilidades de tratamiento, sino que, al involucrar los mismos procesos y circuitos que la obesidad, podría tener implicaciones contra dicha epidemia.