Los mamíferos también podemos hacer “la fotosíntesis”
La posibilidad de obtener energía a partir de la luz es una propiedad exclusiva de las plantas, ¿verdad? Pues según un reciente estudio, esto podría no ser tal y como lo llevamos estudiando desde las primeras etapas del colegio.
Que existen animales capaces de vivir gracias a la fotosíntesis, no es algo nuevo. Pero que los animales sean capaces de hacer la fotosíntesis por sí mismos, es otro cantar. La fotosíntesis animal es algo que resulta por completo extraño desde el punto de vista biológico.
No tenemos las herramientas celulares necesarias para hacerlo, ¿verdad? Y sin embargo, un reciente estudio pretende poner patas arriba todo lo que pensábamos sobre la capacidad de obtener energía a partir del sol. Hablamos de células de mamíferos que pueden generar más ATP, la moneda de cambio energética, gracias a una dieta especial y a la luz del sol. Es algo que tiene unas implicaciones increíbles.
Y más aún si pensamos en sus posibles aplicaciones.
Fotosíntesis animal ¿una realidad?
Es importantísimo entender por que esta posibilidad resulta tan sorprendente. Desde siempre hemos sabido que las plantas son los únicos organismos capaces de obtener energía a partir del sol. Para ello usan una herramienta, un orgánulo, llamado cloroplasto, que hace la fotosíntesis en su interior. Este se encarga de obtener la energía necesaria, entre otras cosas, “rompiendo” el agua y liberando oxígeno, grosso modo. Nosotros, los animales (y digo todos los animales descubiertos hasta la fecha) no tenemos cloroplastos. Aunque existe cierta posibilidad de transferencia de características genéticas entre especies, las plantas están tan alejadas de nosotros que pensar en algo como “copiar” las funciones que realiza el cloroplasto resulta, sencillamente, difícil de imaginar.
Y sin embargo, esta investigación que muestra que la fotosíntesis animal es un hecho real.
Para poder comprobarlo, los investigadores observaron, en primer lugar, a C. elegans, un gusano al que usamos constantemente como modelo para estudiar nuestro metabolismo debido a su gran parecido genético con nosotros (sí, aceptémoslo), lo fácil que es manejarlo y estudiarlo, entre otras muchas cosas. Al suministrarle ciertas moléculas relacionadas con la clorofila en su dieta y colocándolos a la luz, los investigadores han conseguido demostrar que estos componentes de la clorofila permiten al gusano producir energía a partir de la luz solar, viviendo más tiempo (cosa que es propia de estos gusanos). Es más, también probaron con cultivos celulares de ratón y otros animales, mamíferos superiores. ¡Y el resultado fue el mismo! Esto quiere decir que con cierta alimentación y ante la luz, las células animales son capaces de hacer algo parecido a la fotosíntesis de las plantas, con algunas diferencias, pero produciendo energía. Increíble. Ahora, la pregunta es, ¿cómo funciona?
¿Cómo funciona la fotosíntesis animal?
Puede que ya hayáis escuchado hablar de animales como la babosa esmeralda (Elysia chlorotica.), la cual usa algas simbióticas para poder realizar la fotosíntesis. En este caso, sin embargo, las células emplean un sistema propio, no necesitan de ningún otro organismo, para hacerla. Básicamente, los metabolitos de la clorofila son transportados cerca de las mitocondrias. Estos orgánulos, para que lo entendamos, son como los pulmones de la célula. Al incidir la luz sobre el tejido, pasa por los pigmentos (moléculas con color) derivados de la clorofila. Esto provoca una serie de complejas reacciones que liberan energía, parte de la cual se colecta en forma de ATP. El ATP es la forma principal que tenemos de acuñar energía. Si se nos acabara el ATP, sencillamente, nos quedaríamos rígidos y muertos como una piedra. Literalmente. De esta forma, la luz que nos baña, produciría energía dentro de las células de nuestro cuerpo gracias a los pigmentos. Solo profundizando un poquito más, la mitocondria se parece muchísimo a los cloroplastos, en muchos sentidos. De esta forma los electrones de los fotopigmentos excitados irían a parar al Coenzima Q10 de la cadena respiratoria mitocondrial.
No obstante, el mecanismo no está nada claro todavía. Existen muchas cuestiones sobre la mecánica molecular que hay que esclarecer. Pero la evidencia parece clara: la fotosíntesis animal es una posibilidad. Hasta que punto puede emplearse es otra historia. ¿Podríamos ver, por ejemplo, una dieta que permitiera una “fotoalimentación”? Todavía me suena a ciencia ficción. Por otro lado, existe la posibilidad de emplear este estudio en aumentar nuestro conocimiento metabólico y biológico.
Es un factor más a tener en cuenta en ciertas situaciones. Puede incluso que pueda servir para estudiar o tratar algunas enfermedades. Pero sobre todo, sirve como un revulsivo de lo que tenemos asentado. Puede que muchos científicos no terminen de aceptar lo que este estudio muestra. También es cierto que hacen falta más estudios y más confirmaciones. Pero parece algo bastante sólido. Quién sabe, puede que de aquí a unos años la fotosíntesis ya no sea solo de dominio vegetal. Pero aúna habrá que esperar.